RELACIONES SEXUALES

El sexo es en realidad sólo la relación de la naturaleza inferior con el yo superior; luego es elevado a la luz del día, a fin de que el hombre pueda alcanzar la completa unión con la divinidad. El hombre descubre que el sexo (que hasta entonces ha sido una función puramente física, realizada a veces bajo el impulso del amor) es elevado a su correcto plano como el matrimonio divino, realizado y consumado en los niveles de la percepción del alma. Esta gran verdad subyace en la historia sórdida de la expresión del sexo, la magia sexual y las distorsiones de la moderna magia tántrica. La humanidad ha aminorado el simbolismo y sus pensamientos han envilecido al sexo hasta convertirlo en una función animal, y no fue elevado al reino del misterio simbólico. Los hombres han tratado de obtener, por medio de la expresión física, la fusión y la armonía internas que anhelan, y esto no se puede hacer. El sexo sólo es el símbolo de una dualidad interna que debe ser trascendida y llevada a la unidad. No se trasciende por medios o rituales físicos, sino que es una trascendencia en la conciencia.

El símbolo del sexo expresa también la realidad del amor. En verdad el amor significa relación, pero la palabra amor (igual que la palabra sexo) se utilizan irreflexivamente y sin preocuparse de su verdadero significado. Amor y sexo fundamentalmente son una misma cosa, porque ambos expresan el significado de la Ley de Atracción. Amor es sexo y sexo es amor, porque en ambas palabras están igualmente representadas la relación, la interacción y la unión entre Dios y Su universo, el hombre y Dios, el hombre y su propia alma y entre el hombre y la mujer. Así se pone de relieve el móvil y la relación. Pero el resultado impulsor de esa relación es la creación y la manifestación de la forma a través de la cual la divinidad puede expresarse y llegar a ser. El espíritu y la materia se unieron y vino a la existencia el universo manifestado. El amor es siempre productivo y la Ley de Atracción es fructífera. El hombre y Dios se unieron bajo la misma gran ley y nació el Cristo, demostración y garantía de la realidad de la divinidad humana. El hombre individual y su alma también están tratando de unirse, y cuando esta unión se realice el Cristo nacerá en la caverna del corazón y se verá cómo se acrecienta Su poder en la vida diaria. Por lo tanto, el hombre muere diariamente a fin de que Cristo pueda ser visto en toda Su gloria. El sexo es el símbolo de todas estas maravillas.

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